Hoy asistí al inicio del ciclo escolar en una escuela primaria y
me dio gusto comprobar que aunque los tiempos cambien algunas cosas se
mantienen intactas, tal como el primer día de clases... ya saben: maestros
amables, padres contentos y alumn@s con mochila nueva y sonrisa en el rostro.
Observé con atención a los niños, pero especialmente a los padres...los
vi cuando se acercaban con el director y
maestros inquietos por saber quién atendería a su hijo, dónde estaría su salón,
cuál sería su silla, dónde estaba la tiendita, el baño, o a qué hora los debían
recoger a la salida. Padres conversando entre sí, con sus hijos, con el
director, con los maestros, padres por todas partes de la escuela...
Sin embargo, en medio de esa algarabía y después de descubrir
que la mayoría de los adultos que se encontraban en la escuela eran
los que tendrían a sus hijos en primer grado me surgió la idea de plantearles
la siguiente pregunta: ¿se han dado
cuenta que según crece un alumno más se aleja el padre de familia de la
escuela?
Yo sí. Y si no me creen vayan a un preescolar y observen que
casi en cualquier momento de la jornada hay padres de familia o tutores dentro
o fuera del plantel. Lo mismo pasa en los primeros grados de la escuela
primaria, pero después –y me niego a
creer que sea SOLAMENTE porque los niños crecen– cuando los alumnos llegan al
último grado de primaria, y ni que decir de escuela secundaría, algunos
padres se distancian tanto de la escuela que parece ser que se produce una
especie de enemistad contra ella o los maestros.
Lo anterior es preocupante, sobre todo si aceptamos que gran
parte del éxito de la educación se debe a la calidad de la comunicación entre
sus diferentes actores, donde quizás, la más descuidada es la que debería darse
de forma constante entre docentes y padres de familia.
En mi humilde opinión para que la educación formal de los alumnos sea exitosa, así como los docentes tenemos la necesidad de aprender a integrar a los padres al proceso de enseñanza-aprendizaje que viven los alumnos, a ellos, padres de familia y tutores, les corresponde comprender que la tarea del docente JAMÁS tendrá el mismo impacto si se le apoya solo al inicio de la escolaridad que si se les apoya a lo largo de la educación básica.
¿Qué piensan...me equívoco?, ¿estoy exagerando?
¿o qué más hacer
para lograr que lo que bien empieza bien acabe?
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