lunes, 24 de agosto de 2015

Lo que bien empieza...¿cuándo acaba?



Hoy asistí al inicio del ciclo escolar en una escuela primaria y me dio gusto comprobar que aunque los tiempos cambien algunas cosas se mantienen intactas, tal como el primer día de clases... ya saben: maestros amables, padres contentos y alumn@s con mochila nueva y sonrisa en el rostro. 

Observé con atención a los niños, pero especialmente a los padres...los vi  cuando se acercaban con el director y maestros inquietos por saber quién atendería a su hijo, dónde estaría su salón, cuál sería su silla, dónde estaba la tiendita, el baño, o a qué hora los debían recoger a la salida. Padres conversando entre sí, con sus hijos, con el director, con los maestros, padres por todas partes de la escuela... 

Sin embargo, en medio de esa algarabía y después de descubrir que la mayoría de los adultos que se encontraban en la escuela eran los que tendrían a sus hijos en primer grado me surgió la idea de plantearles la siguiente pregunta: ¿se han dado cuenta que según crece un alumno más se aleja el padre de familia de la escuela?

Yo sí. Y si no me creen vayan a un preescolar y observen que casi en cualquier momento de la jornada hay padres de familia o tutores dentro o fuera del plantel. Lo mismo pasa en los primeros grados de la escuela primaria, pero después –y me niego a creer que sea SOLAMENTE porque los niños crecen– cuando los alumnos llegan al último grado de primaria, y ni que decir de escuela secundaría, algunos padres se distancian tanto de la escuela que parece ser que se produce una especie de enemistad contra ella o los maestros.

Lo anterior es preocupante, sobre todo si aceptamos que gran parte del éxito de la educación se debe a la calidad de la comunicación entre sus diferentes actores, donde quizás, la más descuidada es la que debería darse de forma constante entre docentes y padres de familia.



En mi humilde opinión para que la educación formal de los alumnos sea exitosa, así como los docentes tenemos la necesidad de aprender a integrar a los padres al proceso de enseñanza-aprendizaje que viven los alumnos, a ellos, padres de familia y tutores, les corresponde comprender que la tarea del docente JAMÁS tendrá el mismo impacto si se le apoya solo al inicio de la escolaridad que si se les apoya a lo largo de la educación básica.

 ¿Qué piensan...me equívoco?, ¿estoy exagerando?
¿o qué más hacer para lograr que lo que bien empieza bien acabe?

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